Durante diez intensos días de acompañamiento a reuniones en distintos organismos por Europa, bajo el programa de intercambio de expertos con la delegación cubana (mayoría mujeres), no sólo he ampliado mis conocimientos sobre la temática de licitaciones públicas, sino que he podido aprender mucho de mis nuevas amigas.
Siempre me ha sorprendido el gran nivel de profesionalidad y el gran número de mujeres que te encuentras como responsables de compras de las principales importadoras en el mercado cubano.
Sin embargo, ha sido en esta ocasión, cuando observaba sus miradas de extrañeza al hablarles del bajo índice de participación de las mujeres en cargos directivos en España, mientras me mencionaban el nombre de la Federación de Mujeres Cubanas de su país.
En agosto de 1960, las organizaciones femeninas se reúnen para fundar la Federación de Mujeres Cubanas, organización encargada de borrar toda forma de discriminación de la mujer, como justa respuesta a sus anhelos de justicia social y dignidad humana. En 1981, el 31,2% de los ocupados eran mujeres; este índice se eleva a 43,2% en el año 2000. La estructura ocupacional de hombres y mujeres también se modificó de modo sorprendente, por ejemplo, ya en 1981, las mujeres ocupan el 55% del total de los trabajadores profesionales y técnicos del país. En el año 2000, el nivel de ocupación femenina en la categoría de profesionales y técnicos se elevó hasta el 66,4%.
Actualmente, aproximadamente un tercio de los cargos de dirección están ocupados por mujeres, lo que les permite participar en la toma de decisiones al más alto nivel.
La emancipación económica, política y social, y el lugar ascendente en la sociedad, no ha limitado el papel de la mujer cubana en el seno familiar, en absoluto.