Emprendimiento Femenino y Comercio Internacional

La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres o Ley de Igualdad (LOIMH) tenía como uno de los objetivos el conseguir un 40 % de mujeres en los Consejos de las empresas. Desde 2008 esta proporción apenas ha variado, situándose este año en el 12,89 %. Otro objetivo era que las empresas elaboraran un Plan de Igualdad, es decir, un conjunto de medidas orientadas a mejorar las oportunidades de las mujeres: sólo el 25 % de las empresas sin obligación legal de cumplir con la Ley de Igualdad tienen un 40 % de mujeres. Según el estudio sobre Empresarios individuales realizado por INFORMA D&B S.A.U las mujeres representan el 35,18 % de los de los 1,6 millones de autónomos censados en España.

Como en los casos de Consejos de administración y de puestos de dirección, la tasa de emprendimiento femenino es relativamente baja si la comparamos con su participación en la población activa. También existen diferencias importantes según la localización y los sectores de actividad: las mayores tasas de mujeres autónomas se encuentran en Asturias y Galicia. En números absolutos Andalucía es la que reúne más autónomas, 104.104, seguida de Cataluña con 93.978. Los sectores con mayor representación son Otros servicios, Sanidad y educación (65%, 62% y 56% respectivamente).

A pesar de que las empresas propiedad de mujeres representan más del 40% de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYME) del mundo, sin embargo, están menos presentes en los sectores de «alto impacto económico» como la construcción (en España no llegan al 3%), el transporte, el almacenamiento, la fabricación y el comercio mayorista. De hecho, en algunas economías, la proporción de MIPYME propiedad de mujeres varía de solo 3% a 18% en estos sectores.

Woman engineer at site construction

Respecto al comercio internacional en Europa no representan ni el 14 % de las exportaciones.

Las empresas propiedad de mujeres carecen de acceso a la financiación en comparación con sus competidores propiedad de hombres, lo que coloca a las empresas propiedad de mujeres en desventaja. Suelen ser más pequeñas que sus competidores propiedad de hombres, con menos experiencia y menos recursos a los que recurrir.

Como ya sabemos, una mayor participación de las mujeres en la economía y en el comercio internacional impulsa el crecimiento económico del país, a la vez que lo hace más inclusivo.

Pero hoy no existe una economía en la que las mujeres tengan el mismo nivel económico que los hombres. En el comercio, aún menos.

Una forma de ayudar a reequilibrar la desigualdad es mediante la adquisición de empresas propiedad de mujeres exportadoras. No se trata solo de crear más oportunidades para las mujeres: se trata de crear sociedades que sean iguales, más justas y de garantizar un futuro que sea más inclusivo económicamente.

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